PLATÓN
1. VIDA Y OBRAS
(Consultar manual de los Ochos filósofos
y apuntes de clase para completar).
Vida:
-Familia aristocrática
-Contexto histórico:
Guerras del Peloponeso, dictadura de los Treinta Tiranos, reposición de la
democracia ateniense.
-Discípulo de Sócrates.
-Impactado por la condena
a muerte de su maestro.
-Viajes (primero
esperanza y luego desencanto).
-Regreso a Atenas:
fundación de la Academia.
Obras:
-Desarrolla un género
único: los dialogoi (diálogos).
-Los diálogos son
conversaciones escritas entre diversos personajes (contemporáneos de Platón e
históricos). Las reuniones son, presumiblemente, ficticias.
-Los diálogos de Platón
cumplen una función pedagógica: transmitir el conocimiento filosófico de las
ideas.
-La obra de Platón se
clasifica en cuatro etapas: diálogos de juventud (fuerte presencia del
pensamiento socrático); diálogos de transición (Platón comienza a desarrollar
su propio pensamiento); diálogos de madurez (donde su pensamiento se desarrolla
por completo; aquí se ubica la República);
diálogos de vejez (en los que realiza una autocrítica filosófica).
-Cabe añadir que Sócrates
lleva la voz cantante en la mayoría de diálogos y Platón jamás aparece como
personaje.
-Influencias filosóficas:
por encima de todo Sócrates (en especial la mayéutica y la crítica a los
sofistas) y, en segundo lugar, los presocráticos (en especial Heráclito,
Parménides y los pitagóricos).
2. ESTRUCTURA DEL
IDEALISMO PLATÓNICO:
En conjunto, el
pensamiento de Platón se denomina idealismo.
Pero su riqueza le permite abarcar diversas ramas de la filosofía:
a) Ontología:
es la rama de la filosofía que se pregunta cuál es el fundamento último de la
realidad o cuáles son sus condiciones de posibilidad. Platón recoge, en este
sentido, la pregunta presocrática sobre el arjé
del cosmos, a la vez que intenta contraatacar el relativismo y escepticismo de
los sofistas. Su propuesta en este terreno es el dualismo ontológico, i.e., la
división entre mundo sensible y mundo inteligible, así como el papel de arjé que atribuye a las ideas.
b) Epistemología
(o Teoría del Conocimiento): esta rama de la filosofía estudia la naturaleza de
la verdad o, lo que es lo mismo, las condiciones de posibilidad y fundamentos
del conocimiento humano. En Platón, la epistemología está totalmente ligada a
la ontología. Aquí debemos situar la gradación del conocimiento en cuatro
niveles, desde los más engañosos hasta el más verdadero. Igualmente, la
epistemología platónica es una respuesta al relativismo y escepticismo
sofistas.
c) Antropología:
esta palabra recoge todas las respuestas de la filosofía platónica a la
pregunta "¿qué es el ser humano?"; principalmente el dualismo
alma-cuerpo, las tesis sobre la inmortalidad y transmigración de las almas. En
relación a estas últimas, Platón elabora la teoría epistemológica de la
reminiscencia (que incluimos en la antropología platónica porque sólo aquí
resulta comprensible).
d) Ética:
en Platón, intenta responder a la siguiente pregunta: "¿qué es la
virtud?". Configura su propuesta a partir de la división tripartita del
alma. Por otro lado, como señalan por mutuo acuerdo los personajes de la República, el objetivo de la ética es
definir la justicia en el ser humano
para hacernos una idea de cómo debe ser la justicia en la polis. De esta forma, la ética platónica se convierte en
antesala de su filosofía política.
e) Filosofía Política:
aquí debemos presentar la estructura de la polis
ideal platónica, así como su clasificación de formas de gobierno (justas e
injustas). Habrá que ver en qué medida Platón defiende una dictadura del "rey filósofo" o bien un modelo ideal (en
sí mismo irrealizable) que sirva de criterio normativo para la crítica política
de las diversas polis reales.
3. ONTOLOGÍA PLATÓNICA
Según Platón, el
pensamiento sofista conduce la idea de que "las cosas son lo que los hombres dicen que son". El relativismo y el escepticismo comportan que la verdad no existe,
pues depende de nuestro punto de vista y de convencionalismos culturales (nómos). En este sentido, contra los sofistas, Platón se pregunta
qué es lo que puede hacer que las cosas sean
independientemente del ser humano, en otras palabras: ¿cuál es el fundamento (o condiciones de posibilidad) de la realidad?
En efecto, Platón se
percata de que todas las cosas (caballos, nubes, casas, sueños, etc.) son
diferentes entre sí, y no sólo en el sentido de que "caballo no es
nube", sino que los caballos (sean reales o imaginarios) son siempre
diversos entre sí, nunca son iguales (del mismo modo, las casas, los sueños,
las nubes...). Sin embargo, piensa Platón, debe haber algo responsable de que,
a pesar de la multiplicidad de caballos concretos, podamos reconocer que todos
son, efectivamente "caballos", y no "nubes" o
"casas". Dicho de otra forma: según Platón, debe haber algo que
otorgue unidad a la multiplicidad de cosas, y que imponga identidad en la
diferencia. Ese "algo" que nos brinda "identidad" y
"unidad" es, a su juicio, la "idea". En el ejemplo, la
"idea caballo", "la idea nube", "la idea sueño",
etc. En suma, las ideas platónicas son las
definiciones del carácter de ser de
los entes concretos.
De entrada, lo que vemos
y encontramos en nuestra vida cotidiana son siempre cosas concretas (entes),
jamás nos topamos con "ideas". Por eso, concluye Platón, la realidad debe ser una estructura de dos
mundos separados: el sensible (el de las cosas concretas, múltiples y
diferentes)
y el inteligible (el de las ideas universales que otorgan unidad e identidad).
En este sentido, las ideas cumplen el
papel de arjé del cosmos, son el
principio rector gracias al cual la realidad es ordenada y no puro caos.
Ahora bien, a Platón no
le interesa en absoluto describir y enumerar todas y cada una de las ideas que
configuran el mundo, tarea que no tendría fin. Sólo le importa una cosa:
¿podemos definir las ideas? En cierta medida, Platón se pregunta: si las ideas son
las definiciones del carácter de ser
de los entes, ¿es posible encontrar "la idea de las ideas", o sea, la
definición del carácter de ser de
todas las ideas? En tal caso, conocer la idea de las ideas nos brindaría el
conocimiento del fundamento último de la realidad. Platón responde
afirmativamente y nos dice: el carácter de ser de todas las ideas
consiste en la Justicia, el Bien y la Belleza. Veamos qué significado
atribuye a estas palabras:
a) La Justicia, según Platón, es
el equilibrio entre las partes de la idea, es decir, que cada parte se
encuentre en el lugar que le corresponde. Este equilibrio es lo único que asegura
unidad e identidad en la idea. Por ejemplo, si descomponemos la idea de abeja
en sus partes, tenemos una estructura anatómica determinada, un comportamiento
determinado, un hábitat determinado, etc. Las partes de la idea de abeja no
sólo indican sus componentes físicos, sino todo aquello que caracteriza el ser de las abejas (la colmena, la
recolección de néctar, etc.). Si todos estos componentes no estuviesen en el
lugar que les corresponde, tendríamos, por decir algo, mariposas en lugar de
abejas.
b) El Bien, según el pensamiento platónico, significa "excelencia en el comportamiento". La excelencia se
dice en griego areté,
"virtud". Platón razona que el resultado de la justicia es el
bien, pues allí donde hay equilibrio y cada parte cumple su función el
comportamiento resultante es virtuoso y excelente.
c) La Belleza, en Platón, está relacionada con el famoso concepto de
"amor platónico" y con la contemplación filosófica de las ideas.
Platón alude a la belleza para referirse a la justicia y al bien inherentes a
las ideas. Por tanto, no se trata de apreciar la belleza en las cosas concretas
(lo que sería, para Platón, amor superficial), sino contemplar el equilibrio
interno y la excelencia a la que apuntan todas las ideas.
En definitiva, para
Platón los conceptos "justicia", "bien" y
"belleza" constituyen el criterio de validez ontológico, es decir, el
fundamento de la realidad que nos permite juzgar los entes concretos sin caer
en el relativismo ni en el escepticismo de los sofistas. Pongamos como ejemplo
a dos famosos caballos: Bucéfalo (el caballo de Alejandro Magno) y Rocinante (el
caballo de Don Quijote), dejando claro, eso sí, que Platón jamás los conoció.
Si aplicamos la ontología platónica tendríamos que:
-Bucéfalo cumple casi a
la perfección la idea de caballo, porque es equilibrado y tiene un
comportamiento excelente.
-Rocinante se aleja
muchísimo de la idea de caballo porque es desequilibrado y su comportamiento
es, en consecuencia, defectuoso.
Para Platón, todos los entes concretos son copias de las
ideas, ejemplares más o menos próximos a su idea. Este pensamiento genera una
concepción aristocrática de la realidad:
las cosas se jerarquizan según su grado de participación (o de proximidad) a
las ideas. Aquí debemos situar la crítica platónica a las obras de arte: a su
juicio, los artistas crean copias de las copias, porque imitan entes concretos,
nunca ideas. Podemos finalizar la ontología platónica estableciendo la jerarquía de lo real en el
pensamiento platónico (para bien, podemos representarlo en forma de pirámide
ascendente; aquí, sin embargo, enumeraremos los grados de realidad en forma
descendente, de lo menos a lo más real):
-Arte (según Platón, las
obras de arte son copias de las copias).
-Entes concretos (copias
de las ideas).
-Ideas (definiciones del carácter de ser de los entes concretos).
-Idea de las ideas (la Belleza,
la Justicia y, por encima de todo, el Bien; los tres conceptos configuran el carácter de ser de todas las ideas).
Resta una última cuestión
sobre la ontología platónica: la figura
del Demiurgo. En el diálogo Timeo,
Platón trata de resolver el problema de cómo interactúan los dos mundos, ya
que, según se ha dicho, la barrera entre ambos es ontológicamente
infranqueable. El Demiurgo es un dios creador que, a diferencia del Dios
judeo-cristiano, no crea el mundo a partir de la nada, sino que construye el
mundo sensible moldeando la materia amorfa y contemplando las ideas como
modelo. Es como un escultor o un alfarero. Esa materia sin forma es, según se
dice en el Timeo, eterna, al igual
que el mundo inteligible.
4. EPISTEMOLOGÍA
PLATÓNICA:
La epistemología
platónica se basa en una distinción conceptual ofrecida por Heráclito y
Parménides, a saber: la diferencia entre
saber y opinión. Platón considera que la verdad (aletheia) consiste en la contemplación de las ideas y en eso radica
el auténtico saber. Por otro lado, la opinión es tan sólo el conocimiento de
entes concretos, no de las ideas que los gobiernan.
La contemplación de las
ideas (noesis) está asociada al
entendimiento humano, de ahí que Platón nos hable del mundo inteligible. Por el contrario, el mero
saber de entes (la opinión, doxa)
está asociado a la sensibilidad humana (de ahí, mundo sensible).
Hay dos aspectos
fundamentales de la epistemología platónica que comentaremos a continuación: en
primer lugar, la jerarquización o gradación del conocimiento humano; en segundo
lugar, la importancia de la dialéctica.
En el libro VI de la República, Platón nos presenta (en boca
de Sócrates) el famoso símil de la línea,
que representa los cuatro grados del
conocimiento humano.
Los dos primeros pertenecen al conocimiento del mundo sensible (es decir,
constituyen la doxa); los dos últimos
se refieren al conocimiento del mundo inteligible (y configuran lo que Platón
llama episteme). Veámoslos de uno en
uno.
1º) Eikasía
("conjetura"). Se trata del nivel elemental de conocimiento, el
más básico y, por ello, el más falible. Las conjeturas se basan en presupuestos
que no examinan.
2º) Pístis ("creencia
justificada"). En este segundo nivel se conocen los entes concretos y,
por lo tanto, las creencias se justifican a tenor de lo observado. Aquí es
donde Platón situaría la ciencia basada en la observación, por ejemplo, la
biología, la geología y la química (pero recordemos que en la Grecia clásica no
existe todavía la ciencia moderna).
3º) Dianoia ("razonamiento
matemático"). Según Platón, con las matemáticas nos adentramos en el
mundo inteligible, porque su capacidad de abstracción nos permite evadirnos de
las cosas concretas.
En matemáticas se razona a partir de relaciones, funciones y propiedades
lógicas y abstractas, para las cuales no se precisa de sensibilidad. La dianoia consiste en deducir
consecuencias necesarias a partir de una serie de axiomas.
4º) Noesis ("intelección de
ideas"). Según Platón, la noesis
consiste en intuir (mediante el intelecto) el ser de las ideas. Funciona de manera ascendente, por abstracción e inducción a lo largo del proceso
dialéctico, que describiremos a continuación. Este cuarto nivel es el más
cercano a la verdad, ya que culmina con la intelección de la idea de Bien.
La
dialéctica, en Platón, es
el método con que desarrolla su filosofía y, por lo tanto, el vehículo para la noesis. El método dialéctico es
completamente deudor de la mayéutica socrática, con una salvedad importante:
Sócrates nunca pasó por escrito sus ideas, pues se dedicaba a que sus
discípulos "alumbrasen" sus propios pensamientos. Por el contrario,
Platón nos presenta su pensamiento a través de la dialéctica. Veamos en qué
consiste.
Al igual que la
mayéutica, la dialéctica funciona como
una destrucción incesante de hipótesis.
Se busca la definición exacta de una idea, por ejemplo, en la República se trata de definir la
justicia. A partir de ahí se van presentando a lo largo del diálogo una serie de respuestas provisionales
(hipótesis), que son examinadas y
puestas a prueba. En la dialéctica platónica (igual que en la mayéutica),
todas las hipótesis son eliminadas racionalmente. Para los sofistas, esto
demuestra que la verdad no existe o bien no se puede conocer. Para Platón, en
cambio, al igual para Sócrates, la continua destrucción de hipótesis revela el carácter de ser de las ideas, que se resisten a ser almacenadas en
un simple pensamiento que podamos guardarnos en el bolsillo. De este modo,
la idea de justicia, por ejemplo, no se alcanza en la definición, sino en la
sabiduría del gobernante filósofo (el único capaz de discernir, caso por caso,
qué es justo y qué no lo es). Del mismo modo, la virtud no consiste (según
Platón) en seguir a pies juntillas el "manual" o las
"instrucciones" para ser virtuoso, sino en el saber comportarse de
forma excelente sin imitar a nadie.
Se suele caracterizar la
dialéctica platónica en dos recorridos: ascendente y descendente. La dialéctica ascendente consiste en
captar o intuir (vía noesis) la idea
a través del proceso dialéctico. La
dialéctica descendente consiste en la lucidez del sabio que es capaz de
regresar al mundo sensible tras haber contemplado las ideas.
5. ANTROPOLOGÍA PLATÓNICA
En consonancia con la
ontología, Platón afirma que el ser humano es una dualidad sensible-inteligible.
La parte sensible es el cuerpo. La
inteligible, el alma. Por tanto, el
alma es la idea de ser humano, su auténtica definición, y ha de constar
exactamente con los mismos atributos de todas las ideas: ha de ser inmutable,
eterna, idéntica a sí misma, necesaria...
Para Platón, el cuerpo es la cárcel del alma, nos
arrastra al mundo sensible (la sensibilidad pertenece al cuerpo). Por el
contrario, el entendimiento radica en el alma y nos sirve de puente para
contemplar el mundo de las ideas.
Cabe decir que Platón
define el proceso de conocimiento (desde la ignorancia a la sabiduría) como una
experiencia de dolor en donde el alma se va liberando poco a poco de la
servidumbre del cuerpo. A este proceso lo llama ascesis, purificación del alma de todo elemento
sensible.
Por otra parte, de la
antropología platónica se desprende la tesis de la inmortalidad del alma, ya que, como idea, es eterna e imperecedera. En este sentido, Platón entronca
con el pitagorismo. Y de los pitagóricos Platón tomará la tesis sobre la transmigración de las almas (cuando
muere el cuerpo, el alma, según Platón, regresa al mundo de las ideas, y luego
desciende nuevamente a otro cuerpo, así en un viaje constante).
Por último, debemos
explicar la teoría de la reminiscencia.
Se trata de una teoría epistemológica que sólo se aclara a la luz de la
antropología. Según Platón, todo conocimiento (toda noesis) es un reconocimiento,
un recuerdo del tiempo en que el alma habitaba el mundo de las ideas previa
caída al cuerpo sensible.
6. ÉTICA PLATÓNICA
En cierto pasaje de la República, Platón presenta (como
siempre, en boca de Sócrates) una metáfora para explicar las tres partes del alma
humana. Imaginémonos una figura humana. Si descendemos a la zona del vientre,
encontraremos una hidra de múltiples cabezas. Si ascendemos al corazón, veremos
un león. Y si continuamos hacia arriba, en la cabeza, veremos una figura
humana. La hidra representa los apetitos, los deseos, ya que sus múltiples
cabezas desean comerlo todo a la vez y en todas direcciones. El león simboliza
la territorialidad del sentimiento, pues los estados de ánimo son como círculos
donde nos asentamos y desde los cuales resulta difícil salir. Por último, la
figura humana que encontramos en la cabeza ("un hombre dentro del
hombre"), es el símbolo de aquello que nos distingue del resto de
animales, a saber: la razón.
La división tripartita del alma platónica reza así:
1º) La parte concupiscible, responsable de los apetitos y los deseos,
instalada (metafóricamente) en el vientre.
2º) La parte irascible, responsable de las pasiones y los sentimientos,
ubicada en el corazón.
3º) La parte racional, responsable de nuestra inteligencia, situada
en la cabeza.
El estudio de las tres
partes del alma puede incluirse perfectamente en la antropología platónica.
Nosotros preferimos presentarla en la ética por su estrecha relación con las
virtudes. Según Platón, todas las
virtudes dependen en mayor o menor medida de la parte racional, ya que es la
única que tiene capacidad para gobernar los sentimientos y los apetitos.
Así pues tenemos que:
1º) El control racional
de los apetitos configura la virtud de la templanza.
2º) El control racional
de los sentimientos y de las pasiones configura la virtud de la fortaleza.
3º) El autocontrol
racional del pensamiento (la depuración de prejuicios) constituye la virtud de
la sabiduría.
Por encima de las tres
virtudes que acabamos de presentar, hay una cuarta que es más importante porque
contiene y presupone a las otras tres: la
justicia o "virtud de las virtudes". Según Platón, la justicia se
desarrolla mediante el equilibrio entre las partes del alma (equilibrio que
sólo puede lograrse mediante el control racional de la sabiduría). El ser
humano justo -es decir, aquel que tenga su alma perfectamente equilibrada-
actuará de forma excelente y realizará
el Bien.
Es famoso el mito del carro alado como
representación de la ética platónica. El mito nos presenta a un auriga
pilotando un carro alado tirado por dos caballos, uno negro y otro blanco. El
negro representa el alma concupiscible, el blanco la irascible y el auriga la
parte racional. Los caballos, en especial el negro, intentan desestabilizar el
carro y precipitarlo al vacío. El auriga debe luchar para mantenerlos en la
senda.
7. FILOSOFÍA POLÍTICA DE
PLATÓN
Toda la filosofía
platónica, desde su ontología hasta su ética, se dirige a una sola cuestión:
¿qué es la justicia? ¿Podemos llegar a definirla de forma verdadera? Tras el
impacto causado por la muerte de Sócrates, el joven Platón se preguntó cómo
pudo la democracia ateniense condenar a la persona posiblemente más sabia y más
justa de su tiempo. Encontró la respuesta en el intelectualismo moral (el mismo
que había defendido Sócrates): la ignorancia de la gente. De hecho, la primera conclusión que debemos extraer
de la filosofía platónica es que el filósofo está moralmente obligado a servir
al Bien de la polis, puesto que la
sabiduría le otorga el verdadero conocimiento de la Justicia.
En su etapa de madurez,
Platón desarrolla por completo su pensamiento político. La República nos presenta una
polis ideal encaminada a la Justicia
y al Bien que sirva de modelo normativo o de referencia para criticar
racionalmente las formas reales de gobierno. Obviamente, no basta con decir
que la polis ideal será aquella en la
que sus ciudadanos sean virtuosos. Porque, según Platón, en toda polis los habitantes están obligados a
cumplir una serie de funciones para garantizar su supervivencia, y esto debe
reflejarse igualmente en la polis
imaginaria.
Al igual que el alma
humana, la polis ideal platónica también consta de tres partes:
1º) Ligados a la parte
concupiscible del alma humana, Platón presenta a los productores, como los
únicos responsables de garantizar la autarquía
de la ciudad (esto es, su independencia económica). Por tanto, los productores
deben procurar alimentos y dedicarse a la reproducción de la especie (son los
únicos destinados, según Platón, a tener familia y procrear). La virtud
asociada a los productores será la templanza.
2º) Relacionados con la
parte irascible, aparecen los guardianes. Son los protectores de
la ciudad, encargados de mantener el orden (cumplimiento de leyes) y la defensa
frente al enemigo extranjero. Su virtud característica será la fortaleza.
3º) En relación a la
parte racional, están los gobernantes, guardianes de los guardianes, a los
que Platón encomienda el poder político (dictar leyes y decidir el destino de
la polis). La virtud de los
gobernantes ha de ser la sabiduría, de ahí que, en la polis ideal, sean filósofos.
Uno de los aspectos más
criticados de la filosofía platónica -además de la "dictadura del rey filósofo" (es decir, además de haber
afirmado que sólo los filósofos están legitimados para gobernar)- es el proceso
de selección de funciones "políticas" que se presenta en la República, donde se decide cómo los
diversos habitantes pasan a ocupar el puestos de productores, guardianes o
gobernantes. Se trata de un sistema
educativo obligatorio al que se someterían por igual todos los hombres y
mujeres de la ciudad desde niños. La polis
quitaría la custodia a los padres e insertaría a las nuevas generaciones en ese
sistema educativo multidisciplinar (gimnasia, gramática, geometría...). En
función del grado de aprendizaje, los habitantes quedarían determinados a ser
productores, guardianes o gobernantes. Estos últimos serían los únicos capaces
de alcanzar el último nivel del sistema educativo: la dialéctica.
En todo caso, al final de la República todos los participantes del diálogo convienen que tal polis ideal sólo tiene cabida en la
imaginación y, a lo sumo, podría servir de modelo de crítica. Es decir, sea
cual sea el tipo de gobierno que nos encontremos, la cuestión será si los
gobernantes son sabios, si los productores son "templados" o si los
defensores tienen "fortaleza", en suma, si cada uno ocupa el lugar
que le corresponde.
Por último, cabe anotar
que el diálogo República recoge en
cierto pasaje una clasificación
famosa de formas de gobierno. Platón
considera que hay formas justas e
injustas. Las primeras persiguen el Bien común de la polis; las segundas, en cambio, persiguen intereses particulares.
Así, tenemos que:
a) La monarquía ("el gobierno del
mejor") y la aristocracia
("el gobierno de los mejores") son justas porque sus gobernantes son
virtuosos y realizan el Bien.
b) La tiranía (degeneración de la monarquía),
la oligarquía (degeneración de la
aristocracia) y la demagogia
(degeneración de la democracia) son injustas porque sus gobernantes se alejan
de la virtud y persiguen su propio beneficio.
La crítica de Platón a la
democracia es otra de las cosas que se le suelen echar en cara en la
actualidad. Sin embargo, lo que detesta Platón es la demagogia, esto es, el
dominio del demagogo que logra persuadir a una ciudadanía ignorante para servir
a sus propios intereses. Platón, posiblemente por su experiencia amarga en
Atenas, no albergó grandes esperanzas en la democracia.
8. APÉNDICE: SÍMBOLOS DE
LA ALEGORÍA DE LA CAVERNA
En el libro VII de la República, Platón introduce (en boca de
Sócrates) su famosa alegoría de la caverna. De entrada, esta alegoría ilustra
el paso de la ignorancia a la sabiduría a través de los cuatro grados del
conocimiento. Pero también contiene símbolos que hacen referencia a la
ontología (dualismo sensible-inteligible), a la antropología (sensibilidad del
cuerpo frente a entendimiento del alma), a su ética (autocontrol racional de
los deseos y de los sentimientos) y a su filosofía política (el deber político
que asume el filósofo). Tratemos de explicar los principales símbolos de la
alegoría en cada rama del idealismo platónico:
a) Ontología:
-Caverna: representa el
mundo sensible.
-Sombras de la pared:
representan las apariencias de los entes concretos. Podríamos incluir aquí las
obras de arte.
-Objetos que circulan por
delante de la hoguera: representan los entes concretos.
-Exterior de la caverna:
simboliza el mundo inteligible.
-Cosas iluminadas en la
luz nocturna y reflejos en el agua: representan las entidades matemáticas.
-Cosas iluminadas por el
Sol: las diversas ideas.
-Sol: idea de las ideas.
b) Epistemología:
-Caverna, sombras y
objetos: representan el ámbito de la doxa
(es decir, lo que podemos conocer a través de la opinión).
-Cadenas: representan la
sensibilidad que nos ata al mundo sensible.
-Hoguera: representa la doxa, la opinión (pues es lo que nos
permite ver sombras y objetos en el interior de la caverna).
-Salida ascendente y
escarpada: representa el abandono dificultoso del conocimiento sensible (es
decir, el abandono de la doxa).
-Dolor que siente el
prisionero al ascender (y también el dolor que siente desde que es liberado
hasta que sus ojos terminan de acostumbrarse a la luz del día en el exterior):
simboliza la ascesis del alma a
través del conocimiento (purificación y purga de todo elemento sensible).
-Exterior de la caverna:
el ámbito de conocimiento de la episteme.
-Ver las cosas iluminadas
en la noche y reflejos en el agua: las entidades matemáticas.
-Ver las cosas iluminadas
por el Sol: la intelección de ideas.
-Ceguera que produce el
Sol al intentar contemplarlo en sí mismo: representa la necesidad de una
dialéctica descendente, es decir, la necesidad de no quedarnos en la
contemplación noética. Esa necesidad la provoca la propia naturaleza de las
ideas (su carácter inaprensible, el hecho de que no podamos capturarlas en una
definición exacta). Las ideas sólo generan lucidez (sabiduría) cuando iluminan
las cosas, o sea, cuando se redirigen al mundo de los vivos.
-Actitud de rechazo y
mofa de los prisioneros ante el regreso del filósofo: simboliza la ignorancia
establecida y no reconocida, es decir, los prejuicios que campan a sus anchas
en la doxa.
c) Antropología:
-Caverna: simboliza el
cuerpo como cárcel del alma.
-Cadenas: simbolizan la
sensibilidad del cuerpo que mantienen el alma atada al mundo sensible.
-Ascenso desde la caverna
al exterior y dolor experimentado: simboliza la separación del alma durante el
proceso de conocimiento. La renuncia a todo lo corporal y sensible.
-Exterior: la naturaleza
ideal del alma humana.
d) Ética:
-Ascenso doloroso: podría
interpretarse, desde la ética platónica, como el autocontrol racional de las
pasiones y los sentimientos de los que resulta difícil liberarse.
-Determinación de
regresar a la caverna para liberar al resto de prisioneros: podríamos decir que
el alma justa (equilibrada), sabe perfectamente cómo debe comportarse y se
determina a hacer el Bien, encaminándose, con ello, a la política.
e) Filosofía política:
-Determinación de liberar
al resto de prisioneros: simboliza el deber político que asume el filósofo una
vez ha comprendido la naturaleza del Bien y de la Justicia. Pensemos que el
conocimiento ontológico de las ideas le brinda sabiduría (o lucidez) necesaria
para saber qué hacer en cada caso (y esta es la virtud que se le reclama a todo
buen gobernante).
-Rechazo de los
prisioneros: representa el declive de la democracia en la demagogia y, en
último término, la condena a muerte de Sócrates.