TEMA 5: MARX
1. ANTROPOLOGÍA
FILOSÓFICA: DEFINICIÓN DE SER HUMANO.
Citas:
-Si amas sin despertar amor, esto es, si tu
amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una
exteriorización vital como hombre amante no te conviertes en hombre amado, tu
amor es impotente, una desgracia (Manuscritos de economía y filosofía).
-No partimos de lo que los hombres dicen,
piensan o imaginan, para llegar a los hombres de carne y hueso. Partimos de los
hombres realmente activos y estudiamos el desarrollo de los reflejos y ecos
ideológicos de sus verdaderos procesos vitales como nacidos de estos procesos
vitales. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que
determina la conciencia.
-No es la conciencia del hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia.
Marx ofrece
una concepción materialista del ser
humano. Su esencia genérica (la esencia del género “humano”) se define por
el trabajo, entendido como actividad transformadora de la naturaleza,
la cual, por acción del hombre, deviene en entorno humano, habitable. Eso nos
distingue de los animales.
El trabajo
como esencia humana implica cooperación y actividad recíproca. En consecuencia,
Marx afirma que el ser humano es social
por naturaleza, dependiente de los demás para salir del estado de
naturaleza precaria basado en la mera supervivencia. Por decirlo de otra
manera, apoyándonos en esa bella definición del amor: la actividad del hombre
es imprescindible, pero, para que el ser humano se realice como tal, precisa de
una actividad correspondida, recíproca,
del Otro.
2. ALIENACIÓN
O ENAJENACIÓN.
Citas:
-La alienación religiosa es una alienación
de segundo grado. Expresa en forma de teoría justificativa lo absurdo que la
hace nacer. La alienación religiosa tiene su origen en la alienación económica
y no podrá superarse mientras no se supere ésta. La lucha contra la religión es
la lucha contra aquel mundo cuya aroma espiritual es la religión. La miseria
religiosa es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la
protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el
corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de
espíritu. Es el opio del pueblo.
-Crees en el amor como propiedad divina porque
amas. Crees que Dios es sabio y bondadoso porque no conoces algo superior en ti
mismo que la bondad y la inteligencia y crees que Dios existe, que es un ser,
porque tú mismo existes y eres un ser.
-Igual que en la religión el hombre es
dominado por el producto de su propia cabeza, en la producción capitalista lo
es por el producto de su propia mano.
La alienación
(también denominada por Marx “extrañamiento”, “enajenación”), es una forma
implícita (no reconocida) de esclavitud, donde el ser humano se “deshumaniza”,
pierde su esencia natural. Según Marx, hay diversos tipos de alienación, entre
los cuales cabe destacar:
-La alienación religiosa (“la religión es
el opio del pueblo”), impide al hombre reconocer su realidad material y, por lo
tanto, su alienación más grave y profunda (que, como veremos, es la económica).
-La alienación política es imposibilidad de
representar democráticamente los derechos de la clase social dominada. Para
Marx, el Estado moderno es básicamente una estructura legal e institucional que
sirve exclusivamente a los intereses de la clase dominante (la burguesía).
Ambas
alienaciones son “ideológicas”, el sistema de explotación las usa para reforzar
y justificar la auténtica enajenación,
que es la económica. En esta, el ser
humano pierde su esencia al quedar insertado o esclavizado en un modo de
producción (sistema económico) que le impide autorrealizarse, y que utiliza su
“fuerza productiva” (o capacidad de trabajo) para beneficio unilateral de la
clase social dominante.
3. EL
MODO DE PRODUCCIÓN.
Todo modo de
producción (o sistema económico) es la infraestructura
en que una sociedad se organiza para producir los bienes económicos (productos)
que sostienen la vida material. Para Marx, todo modo de producción presenta dos
componentes:
a) Medios de producción o instrumentos
necesarios para la producción económica. Son tres: la mano de obra (fuerza
productiva), los materiales (materias primas), y la maquinaria (tecnología,
aperos e incluso animales de carga).
b) Relaciones de producción que se establecen
entre clases sociales en atención a factores puramente económicos, es decir,
son relaciones de poder que surgen entre los que controlan (o son propietarios
de) los medios de producción y quienes, al carecer de control o propiedad,
están obligados a aportar su fuerza de trabajo para subsistir.
4. MATERIALISMO
HISTÓRICO. INFRAESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA.
Citas:
-El modo de producción de la vida material
condiciona los procesos de la vida social, política y espiritual en general.
-Toda la historia de la sociedad humana,
hasta la actualidad, es una historia de lucha de clases.
-El motor de la historia es la lucha de
clases.
-Los hombres hacen su propia historia, pero
no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos,
sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que
existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las
generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y
cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a transformar
las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria
es precisamente cuando conjuran en su auxilio los espíritus del pasado, toman
prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este
disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva
escena de la historia universal.
-Ninguna formación social desaparece antes de
que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y
jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las
condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la
propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente
los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre
que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están
gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos,
podemos designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación económica
de la sociedad, el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el
moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma
antagónica del proceso social de producción; ...
-Las ideas dominantes de una época siempre
fueron sólo las ideas de una clase dominante.
Marx
considera que la historia de la humanidad es el recorrido material a través de
diferentes modos de producción (sistemas económicos) que configuran la infraestructura de la sociedad en una
época determinada. Sobre la infraestructura aparece una superestructura conformada por diversos elementos ideológicos:
instituciones, costumbres, creencias…, tales como la familia, el Estado, la
moral, el Derecho, el arte, la ciencia, la religión, etc. Marx sostiene que
todos estos elementos de la superestructura tienen como finalidad servir a los
intereses de la clase económica dominante y, por consiguiente, sirven para justificar
ideológicamente el orden social y económico vigente de modo que la clase
dominada no sea capaz de percibir la injusticia de su situación o bien la
acepte como algo natural y necesario.
Cuando la sociedad experimenta un cambio o
una revolución en su modo de producción, dicho cambio se traslada
inmediatamente a la superestructura, la cual se adapta ideológicamente al nuevo
orden socioeconómico.
El materialismo histórico, por tanto, es la
sucesión histórica a través de diversos modos de producción. En concreto,
Marx distingue cinco etapas (o cinco modos de producción) que se han sucedido
históricamente:
-La sociedad primitiva, basada simplemente
en la caza y la recolección, en la satisfacción de necesidades primarias y en
la supervivencia. En tal estado de naturaleza primitivo, no existían clases
sociales, ni, por tanto, explotación de una clase dominada por otra dominante.
-La sociedad esclavista, de la antigüedad,
configuró una infraestructura basada en la dialéctica “amo-esclavo”. La
esclavitud era el motor económico de la antigüedad, el sostén productivo que facilitó
las condiciones materiales para el desarrollo de la cultura antigua.
-El feudalismo, en la Edad Media, trasladó
la dialéctica amo-esclavo a la relación de servidumbre entre la clase de los laboratores (campesinado, artesanado, siervos)
y la clase señorial (nobleza, clero).
-El capitalismo, asociado al auge de la
burguesía entre los siglos XVII y XVIII y a la revolución industrial del XIX,
repite, según Marx, la misma dialéctica amo-esclavo bajo una nueva forma: los
capitalistas (propietarios, burgueses) frente a la clase obrera (proletariado),
que aporta su fuerza productiva para acrecentar la riqueza de sus patrones.
-El Estado socialista, que todavía no ha
tenido lugar, es el meta hacia donde se encamina la historia a ojos de Marx
como consecuencia de la dialéctica del capitalismo.
5. CRÍTICA
DEL CAPITALISMO. ANÁLISIS DEL CONCEPTO "MERCANCÍA. VALOR DE USO Y VALOR DE
CAMBIO. PLUSVALÍA. TRABAJO ALIENADO.
Citas:
-Los filósofos no han hecho más que
interpretar de diversas formas el mundo, pero de lo que se trata es de
transformarlo.
-La desvalorización del mundo humano crece en
razón directa de la valorización del mundo de las cosas.
-El oro circula porque tiene valor, pero el
papel moneda tiene valor porque circula.
-El Estado moderno no es sino un comité que
administra los problemas de la sociedad burguesa.
-Hoy, el Poder público viene a ser, pura y
simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de
la clase burguesa.
El verdadero
núcleo de la filosofía marxista es la crítica al modo de producción capitalista
para mostrar teóricamente sus contradicciones inherentes. A continuación, dando
un salto de la teoría a la praxis,
Marx apuesta por un comunismo (o Estado socialista) que logre superar
dialécticamente dichas contradicciones y sea capaz de sacar al ser humano de su
extrañamiento o alienación por medio de la revolución obrera.
La crítica de
Marx se centra en el análisis de tres elementos clave que configuran la
economía basada en la propiedad privada, es decir, el capitalismo. Dichos
elementos son: la mercancía, la plusvalía y el trabajo alienado.
El marxismo
denomina mercancía a todo ente que
adquiere valor de cambio en el
mercado, o sea, cualquier cosa a la que se adjudica precio variable según la
ley de la oferta y de la demanda que impera en la compra-venta de productos.
El valor de
cambio se impone sobre el valor de uso,
que sería el valor real del ente (o sea, su función, actividad, utilidad,
finalidad, coste real, sentido).
Según Marx,
para el modo de producción capitalista todo ente es susceptible de convertirse
en mercancía, ya que eventualmente podría adquirir valor de cambio en el
mercado. La existencia de mercancías presupone la calculabilidad de lo ente, en otras palabras, el dinero, reducción de todo lo ente a
“papel moneda”.
Así como la
mercancía estructura ontológicamente la realidad material dentro del
capitalismo, Marx considera que el verdadero motor del mercado es la plusvalía. Se trata del beneficio que
logra el capitalista por la diferencia entre el coste real de producción y el
valor de venta; en otras palabras: por la diferencia entre el valor de uso y el
valor de cambio[1].
La plusvalía
es el verdadero "espíritu" que mantiene en vida las transacciones
económicas y, por tanto, el mercado. La razón de ello es que la plusvalía
genera capital, riqueza, la cual, naturalmente, queda en manos del propietario
(capitalista). Esa búsqueda incesante de beneficios característica del
capitalismo tiene como consecuencia el abaratamiento
de los costes de producción. Cuanto menores sean los costes de producción,
mayor será el beneficio tras la venta (plusvalía) y, por consiguiente, mayor
será el aumento de capital. Hay que tener en cuenta que los costes de
producción incluyen el salario de los trabajadores.
El
proletariado se inserta en el mercado laboral como trabajador asalariado,
aportando su fuerza productiva a cambio de dinero. Desde el punto de vista
marxista, el obrero queda alienado en el instante en que vende su esencia
connatural: se convierte en mercancía, en propiedad privada del patrón y, al
mismo tiempo, pierde todo derecho de posesión sobre el producto de su trabajo,
el cual también pasa a manos del capitalista. De esta forma, la burguesía se
hace dueña de todos los medios de producción: materias primas, maquinaria y
fuerzas productivas. El proletariado, en cambio, se ve condenado a una economía
de subsistencia: trabaja para mantenerse vivo y seguir trabajando, pero nunca
se apropia del producto de su actividad laboral y, en consecuencia, nunca logra
una mejora o progreso real de sus condiciones de vida.
6. CONTRADICCIONES
INHERENTES DEL CAPITALISMO QUE CONLLEVAN SU AUTODESTRUCCIÓN.
Cita:
-La burguesía no sólo forja su propia
destrucción, sino también a su propio sepulturero: el proletariado.
A ojos de
Marx, hay una serie de razones que
conducen la autodestrucción del capitalismo, se generan tensiones
(contradicciones dialécticas) que vuelven insostenible el sistema. Resumiendo,
podríamos destacar las siguientes:
En primer
lugar, la mercantilización de la vida humana y la búsqueda incesante (y
codiciosa) de plusvalía, provocan, según el análisis marxista, una brecha social y económica entre ricos y
pobres que se acentúa con el paso del tiempo. Por un lado, el capital se
concentra y aumenta gracias a que se reinvierte en la compra y control de los
medios de producción. Por otro lado, la regla de oro de la plusvalía (que es el
abaratamiento de los costes de producción) implica que las condiciones laborales
empeoran y se hacen precarias, es decir, la clase obrera deberá trabajar más
percibiendo menores salarios. La brecha social y económica desencadena la
"conciencia de clase"; el ser humano se establece en una clase
social: o rico (capitalista) o pobre (proletario).
En segundo
lugar, se produce una especie de guerra
de "todos contra todos". En un frente, los capitalistas luchan
entre sí por el crecimiento del capital y el dominio de los mercados. En otro,
el proletariado compite entre sí para acceder a puestos de trabajo. Por último,
la clase obrera se enfrenta a los patrones contra el abaratamiento de los
costes de producción, reclamando mejores condiciones laborales.
En tercer
lugar, la tendencia a la concentración
del capital (que el rico sea cada vez más rico y el pobre más pobre) deteriora el propio mecanismo del mercado,
rompiendo el equilibrio entre la oferta y la demanda.
Por último,
en relación a lo anterior, se agota el "combustible" del capital, el fin de la plusvalía, dado que el
aumento infinito de beneficios es insostenible en atención a los efectos que
produce en el propio mercado y en la sociedad.
Por todo ello,
el capitalismo es un sistema económico que tiende por su propia naturaleza a la
destrucción. Sin embargo, a continuación veremos cómo, según Marx, en el propio
capitalismo se encuentran los gérmenes para la resolución de sus
contradicciones y, por tanto, para su auténtica superación.
7. DIALÉCTICA
DEL CAPITALISMO.
Citas:
-La burguesía produce, ante todo, sus propios
sepultureros. Su hundimiento y la victoria del proletariado son igualmente
inevitables. (K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, 1848)
-Tiemblen, si quieren, las clases
gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios,
con ella, no tienen nada que perder, como no sean sus cadenas. Tienen, en
cambio, un mundo entero que ganar. (Ibíd.,
op. cit.)
-Por lo que a mí se refiere, no me cabe el
mérito de haber descubierto la existencia de clases en la sociedad moderna ni
la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses
habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos
economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de
nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a
determinadas fases históricos de desarrollo de la producción; 2) que la lucha
de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta
misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas
las clases y hacia una sociedad sin clases. (Carta a Joseph Weydemeyer,
1852).
-El Estado es un órgano de dominación de
clases, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden
que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando la lucha de clases. El
proletariado sólo necesita el Estado temporalmente. Nosotros no discrepamos en
modo alguno con los anarquistas en cuanto al problema de la abolición del
Estado como meta final. Lo que afirmamos es que para alcanzar esta meta es
necesario el empleo temporal de las armas, de los medios de poder del Estado
para emplearlos contra los explotadores. Para destruir las clases es necesaria
la dictadura temporal de la clase oprimida.
Tal y como ha
revelado el análisis marxista, el capitalismo trasluce una serie de
contradicciones que descubren su injusticia (brecha social, alienación
económica) y su insostenibilidad (deterioro del mercado y fin de la plusvalía).
Dichas contradicciones generan la "fuerza negadora" para la
revolución y la superación del sistema económico desde sus entrañas. La fuerza
negadora es un agente material e histórico, es decir, una fuerza humana,
social, que actúa en la realidad para transformarla.
La superación
sólo se alcanza cuando se deja atrás de modo definitivo la alienación humana,
cuando desaparece la existencia de propiedad privada a la que se encuentra
ligada y se disipan las diferencias sociales de clase.
Siguiendo los
tres momentos dialécticos establecidos por Hegel (afirmación, negación y doble
negación), Marx considera que:
1º) La tesis o momento afirmativo es el
capitalismo.
2º) La antítesis o momento negativo es la
"dictadura del proletariado", donde se produce una inversión de
las relaciones de producción. El proletariado se adueña de los medios de
producción y desposee a todos los propietarios de sus respectivos capitales. Se
genera así un capital "hiperconcentrado" que se considera
"común" o "comunitario". La clase obrera emplea la fuerza
del Estado contra sus explotadores: dicta las normas y controla el reparto
igualitario de la riqueza. Este momento dialéctico es, efectivamente, la
inversión radical del anterior, pero aquí no se produce ninguna superación del
capitalismo, ya que persisten las diferencias de clase (ahora invertidas) y la
existencia de propiedad privada (aunque sea bajo la nueva forma
"hiperconcentrada" de una "propiedad común").
3º) La síntesis, o momento de "doble
negación", vendría dada por el Estado socialista, una superación de
las clases sociales y de la propiedad privada, donde el ser humano cumple su
naturaleza social y se apropia directamente del fruto de su trabajo, tanto
individual como cooperativo.
Cabe resaltar
que, para Marx, el segundo momento no representa en sí mismo una meta, sino un
paso dialéctico imprescindible para alcanzar el verdadero comunismo y la
realización del "género" humano en el Estado socialista. En otras
palabras: Marx considera que la comunión entre Estado y sociedad, o sea, el cumplimiento de la justicia social más allá
del simple derecho burgués que aseguró el liberalismo, no es un camino
pacífico basado en meras reformas legales, sino que requiere de la "fuerza
negadora" para subvertir la estructura dominante y transformarla. La
revolución obrera y la lucha de clases es, para Marx, un ingrediente
imprescindible para el progreso y el verdadero motor de la historia.
8. TIPOS
DE COMUNISMO.
Citas:
-Cuando haya desaparecido la subordinación
esclavizadora, de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la
oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo
no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con
el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las
fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza
colectiva, solo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del
derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual,
según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades!
-El comunismo no priva a nadie del poder de
apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurpar
por medio de esta apropiación el trabajo ajeno.
-Para nosotros el comunismo no es un estado
que debe implantarse, un ideal al que hay que sujetar la realidad. Nosotros
llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas
actual.
-Proletarios de todos los países, uníos.
En sus Manuscritos de economía y filosofía,
Marx presenta una tipología de comunismo
que acentúa la diferencia entre el segundo y el tercer momento dialéctico, o
sea, la diferencia entre la dictadura del proletariado y el verdadero Estado
socialista o auténtico comunismo. Más aún, esa tipología destaca dos formas de
comunismo que resultarían estériles en la tarea de emancipación del ser humano,
por su incapacidad para superar realmente la alienación económica (la propiedad
privada) y devolver al hombre de carne y hueso su verdadera naturaleza activa y
social.
A) Comunismo grosero:
Se trata de
la expropiación de todo capital privado,
su concentración en un solo capital común, a fin de realizar un reparto de la
riqueza de forma igualitaria. Marx denuncia que este comunismo anula al
individuo, lo disuelve en la "comunidad", no tiene en cuenta "el
talento". Cabría afirmar, incluso, que el poder comunitario se convierte,
dentro de este comunismo, en una especie de "capitalismo de Estado". Recordando
el lema comunista, "¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual,
según sus necesidades!", podríamos pensar que el comunismo grosero sólo
garantiza la segunda parte, pero ni siquiera eso, ya que el reparto no
distribuiría los bienes en función de las diferentes necesidades individuales,
sino exactamente lo mismo para cada individuo.
Marx insiste
en que el comunismo grosero no supera la propiedad privada, ya que la relación
del ser humano con la naturaleza continúa siendo la posesión (y no la pura
actividad). No es ahora el burgués quien se apropia de la naturaleza
desvalorizándola en el proceso de conversión a mercancía y adjudicándole valor
de cambio en el mercado, pues ya no habría mercado, sino que la comunidad se
convierte en la gran propietaria. Por ello, toda producción individual, fruto
de la actividad o del trabajo del hombre de carne y hueso quedaría suprimida,
enajenada en ese nuevo capital comunitario, pasaría a formar parte de la
propiedad común. El individuo, disuelto en la masa comunitaria uniforme, recibiría
su porción igualitaria de la propiedad común y quedaría doblemente alienado:
por la comunidad, que anula sus diferencias individuales (su talento,
necesidades particulares, capacidades singulares) y por la propia alienación
económica, que sigue enajenándolo en su trabajo y desnaturalizando la relación
del hombre con su entorno.
Llama la
atención el calificativo "grosero" que acompaña a esta modalidad
simple y "bárbara" de comunismo. Marx lo utiliza tras hacer una
analogía entre la relación del burgués con su propiedad privada y la relación
del hombre con la mujer dentro del matrimonio. En el comunismo grosero, la
mujer saldría de la posesión individual de su marido para convertirse en
propiedad colectiva, es decir, se prostituiría. De este modo, la mujer seguiría
siendo esclava, no ya de su marido, sino de la comunidad[2].
B) Comunismo "político" o
"democrático":
El breve pasaje
donde Marx nos informa de esta segunda modalidad de comunismo es de difícil
interpretación[3],
ya que, por un lado, nos dice que el Estado burgués es suprimido y superado,
con lo cual el hombre consigue salir de la alienación política, pero, por otro
lado, afirma que la alienación económica continúa presente porque sigue
funcionando la propiedad privada. Tal vez la interpretación más cabal sea la
siguiente: el comunismo, constituido como movimiento político y democrático de
lucha contra la explotación burguesa que oprime al proletariado, logra, en
efecto, superar la alienación política, pues, con su formación política, la
clase oprimida tiene voz y fuerza para transformar la sociedad. Sin embargo,
aún cuando el Estado burgués quede anulado en las entrañas del partido
comunista, o sea, aún cuando las diferencias de clase desaparezcan entre los
camaradas del partido, persiste la lucha frente a los adversarios (quienes,
presumiblemente, seguirían defiendo el interés burgués). Esto significa que la
sociedad todavía es incompleta, se encuentra dividida por la lucha de clases,
con lo cual no se darían las condiciones de sociabilidad natural y cooperación
social sin diferencias de clase imprescindibles para la emancipación humana por
medio de la pura actividad, tanto individual como cooperativa. Así las cosas,
la propiedad privada sigue presente, bien sea como capital "privado"
de la burguesía fuera del movimiento comunista, bien como capital
"común" dentro del comunismo político. De este modo, el ser humano
aún no quedaría emancipado de la alienación económica.
C) El Estado
socialista o comunismo auténtico:
También en un
breve pasaje, Marx resume los rasgos del verdadero comunismo. Se trata de la
superación efectiva de todas las alienaciones, en especial la económica. Ello
sólo es posible si el ser humano retorna a su esencia natural: el ser activo y
social. Por un lado, en el comunismo auténtico el hombre de carne y hueso
debería disponer de las condiciones materiales (económicas) para el máximo
desarrollo de todas sus capacidades y talentos singulares (únicos e
irrepetibles). Por otro lado, como reverso de la moneda, la sociedad en
conjunto, sin diferencias de clase, trabajaría cooperativamente para garantizar
dichas condiciones materiales que satisfagan las necesidades individuales y
permitan el máximo desarrollo individualizado. Sólo así, según Marx, se
conseguirá poner fin a la relación de posesión material con la naturaleza
(propiedad privada) que ha enajenado al ser humano en todas las facetas de la
vida.
[1] Un buen ejemplo para
ilustrar todo lo que estamos comentando es la crisis del tulipán que tuvo lugar
en Holanda, en el siglo XVII, quizás el primer estallido de una burbuja
financiera de la que se tiene noticia. Si nos preguntamos cuál es el valor de
uso del bulbo del tulipán diríamos: ¿ornamentación? ¿aromas? ¿destilación? No
importa. El tulipán no se compraba por su valor de uso, sino por el valor
monetario que alcanzaba en el mercado europeo. Su valor de cambio adquirió
niveles desorbitados dentro del mercado especulativo, animado por el
capitalismo financiero que comenzaba a dar sus primeros pasos en Europa. Los
bancos otorgaban gigantescos créditos a sus clientes, quienes especulaban con
el precio "futurible" del tulipán (o sea, el valor de cambio que
podría adquirir en el futuro), confiando en que la tendencia a su encarecimiento
no se detuviese nunca. La búsqueda codiciosa e incesante de plusvalía elevó el
valor de cambio del tulipán a un nivel enfermizo totalmente alejado de la realidad,
provocando a la vez un endeudamiento masivo de los capitalistas. De este modo,
se fue generando un enorme agujero económico (deuda) que sólo se podía subsanar
con más deuda. Los inversores y los bancos cayeron en cadena como piezas de
dominó. Desde entonces hasta hoy se han sucedido múltiples crisis financieras,
siempre motivadas por lo mismo: usura, codicia y especulación. Psicológicamente,
no distan del comportamiento de un ludópata enganchado a los juegos de
apuestas. El problema es que las crisis financieras tienen efectos devastadores
en la economía y en la sociedad.
[2] De este modo escribe Marx
la analogía: "Puede decirse que esta idea de la comunidad de mujeres es el secreto
a voces de este comunismo todavía totalmente grosero e irreflexivo. Así
como la mujer sale del matrimonio para entrar en la prostitución general, así
también el mundo todo de la riqueza, es decir, de la esencia objetiva del hombre,
sale de la relación del matrimonio exclusivo con el propietario privado para
entrar en la relación de la prostitución universal con la comunidad. Este
comunismo, al negar por completo la personalidad
del hombre, es justamente la expresión lógica de la propiedad privada, que es
esta negación".
[3] El fragmento pertenece al
Tercer Manuscrito de los Manuscritos de
economía y filosofía, en concreto a un capítulo titulado "Propiedad
privada y comunismo", reza así: "2º) El comunismo a) Aún de naturaleza política,
democrática; b) Con su superación del Estado, pero al mismo tiempo aún
con esencia incompleta y afectada por la propiedad privada, es decir, por la
enajenación del hombre. En ambas formas el comunismo se conoce ya como
reintegración o vuelta a sí del hombre, como superación del extrañamiento de si
del hombre, pero como no ha captado todavía la esencia positiva de la propiedad
privada, y memos aún ha comprendido la naturaleza humana de la
necesidad, está aún prisionero e infectado por ella. Ha comprendido su
concepto, pero aún no su esencia."
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